Tailandia te hace salir de tu zona de confort, tiene alma, tiene un modjo único que te impulsa a aventurarte a una cultura impresionante y diferente, que cautiva a los viajeros, dejándote mirar al interior de su fascinante espiritualidad , comida espectacular, impresionantes templos, su gente cálida y amable, la música, sus creencias y la perfecta simbiosis de la historia amalgamada con la modernidad.

Tailandia tiene una característica particular, nunca es como te cuentan ni como lo pintan, no hay palabras que puedan describir lo que sientes al estar pisando sus templos piel a piel, sin zapatos, sin poses, con sus fachadas incrustadas de cristales, piedras preciosas o láminas de oro, hace que te sientas vivo caminando entre sus demonios protectores, serpientes emplumadas que traen en su espíritu la prosperidad, amuletos, música, sus creyentes y su mística que te arraiga a la tierra recordándote que todos tenemos esa conexión en común más allá de las fronteras, lenguaje o creencia: la constante búsqueda de la espiritualidad.

Muchos viajeros me lo advirtieron, me dijeron que la comida de Tailandia es un tesoro imperdible, y es totalmente cierto. La explosión de sabores increíbles en cada platillo, no tiene comparación y sin temor a equivocarme puedo afirmar que la  mejor comida Tailandesa es la comida callejera, en los mercados con sabores auténticos y sin pretensiones, el pad thai, el sticky rice, la sopa Tom Yum, el Som tum y claro no puede faltar la comida excéntrica como escorpiones, tarántulas, cucarachas fritas. Toda una aventura!

Sin lugar a dudas Tailandia es un país que me sorprendió como yo nunca lo imagine, supero mis expectativas considerablemente, me hizo sentir todo un abanico de emociones desde la mayor serenidad al meditar en un templo budista hasta un gran dolor en el alma al ver en carne viva la falta de respeto y equidad que tiene el turismo irresponsable a la explotación de animales, en su mayoría a los elefantes y tigres. Todos los países tienen ese claro oscuro, y voy a escribir más a fondo sobre ese tema, seré la voz de los que no tienen voz.

Con toda su belleza y sus retos. Vale la pena conocer Tailandia y disfrutarla por lo menos una vez en la vida, para mí es como un increíble libro que deje a la mitad, no puedo esperar el momento en que el universo me lleve a conocer sus provincias, sus caminos y carreteras. Tailandia me dejaste con ganas de más.